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Arquitectura... |
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Elementos Constructivos y
Ornamentales:
La arquitectura románica es, esencialmente, de
carácter religioso.
Sus creaciones más especiales son: Iglesias, Monasterios
y Catedrales, y en mucha menor medida: Castillos, Torres,
Puentes y otras construcciones. Nos referiremos aquí, exclusivamente, a
los elementos arquitectónicos y constructivos de los edificios con finalidad y carácter
religioso. (Ver Glosario).
Distingue al estilo románico el predominio del macizo sobre el vano
(hueco o intercolumnio). El maestro románico construye gruesos muros
reforzados con contrafuertes (machón
saliente en el paramento del muro) para soportar el peso de las bóvedas.
No le gusta abrir grandes vanos y las ventanas
son muy pequeñas y estrechas, sobre todo en los ábsides
(parte abovedada y semicircular que sobresale de la fachada, donde se sitúa el altar y su
área de acceso, o presbiterio). De este
modo, los interiores tienen poca iluminación, invitando a los fieles al recogimiento.
Los materiales básicos empleados en la
construcción son: la piedra de sillería o sillar (bloque de piedra labrado), el sillarejo (piedra más pequeña, de peor labrado y ajuste)
y el mampuesto (piedra no labrada o de
labrado tosco), formando la obra a base de sillería y mampostería.
La colocación, o aparejo, es: a soga y tizón
(alternando la disposición en forma paralela y perpendicular a la dirección del
paramento), encintada, en hileras, etc.
Como aglutinante se utiliza argamasa
(mortero de cal, arena y agua).
Los maestros canteros grababan en los sillares unas marcas.
Se cree que servían para identificar su trabajo, lo que permitía, por un lado, recibir
el pago de la obra ejecutada, y por otro, dejar constancia de la
identidad del autor, en concepto de garantía, frente a posibles fallos o
defectos de las piedras labradas. (Ver Escultura y Labrado
y Pintura
y Grafismo).
La madera se emplea en la estructura de la cubierta de las construcciones
de pequeño tamaño y en elementos de cierre como puertas, así como en escaleras y
plataformas. La pizarra o el barro cocido (tejas)
remataban los tejados. El hierro forjado es el complemento para fabricar
herrajes, refuerzos, protecciones y enrejados.
La planta (sección
horizontal de los muros) es, muy en sus comienzos, de tipo basilical,
planta relacionada con edificios públicos romanos y que anteriormente es usada en la
iglesia paleocristiana y en la prerrománica.
Las iglesias románicas suelen ser de tres o de cinco naves
(espacio entre muros o filas de arcadas), como las de San Martín de Frómista (Palencia), Sant
Climent y Santa Maria de Taüll
(Lérida).
Pronto esta planta se va haciendo más uniforme, transformándose en una planta de cruz
latina (simboliza la Cruz de Cristo), planta característica del
medioevo europeo, con nave central terminada en ábsides o capillas
(parte de la iglesia con altar) semicirculares y una nave transversal llamada "transepto".
La zona donde se cruza la nave central con el transepto, se llama crucero. La prolongación de las naves laterales sobre la
central, por detrás de la capilla mayor, se llama girola
o deambulatorio. Un ejemplo es la Catedral de Ely (Inglaterra) y otro la Catedral
de Chartres en Francia.
Otro tipo de planta empleada, pero menos frecuente, es la circular o poligonal,
adoptada por los Templarios (orden fundada en 1118) para sus iglesias por
ser de este estilo la del Santo Sepulcro de Jerusalén.
Tenemos un claro ejemplo en la Iglesia de la Veracruz
en Segovia y también en la Iglesia
de Eunate (Navarra).
Otra planta infrecuente es la de cruz griega (formada
por dos naves iguales que se cruzan perpendicularmente en el centro), como la de Saint-Front de Perigueux (Francia) y la de Sant Pau del Camp en
Barcelona.
La bóveda es una
obra de fábrica curvada que sirve para cubrir el espacio comprendido entre dos muros o
entre varios pilares.
El maestro románico cambia los techos de madera por bóvedas, teniendo entre sus
preferidas la de cañón o medio punto. Se trata de una bóveda de directriz
continua semicircular o de cuarto de círculo, con arcos transversales de
refuerzo o fajones, cabalgando sobre arquerías (serie de arcos) y cuyo empuje se
contrarresta con estribos (contrafuerte o
macizo de fábrica para fortalecer el muro).
También se emplea la bóveda de arista,
construida sobre un espacio cuadrado y formada por el cruce de dos
bóvedas de cañón de igual anchura.
Igualmente utiliza la cúpula, o bóveda con forma de media esfera
u otra forma aproximada, que cubre parte del edificio. Por lo general, en el románico la
cúpula está soportada por trompas
(soportes de forma cónica), o por pechinas
(soportes en forma de triángulo curvilíneo).
Otras bóvedas frecuentes son la de cuarto de esfera,
especial en los ábsides, y la bóveda esquifada,
formada por la intersección de cuatro paños triangulares esféricos con arista entrante.
El arco más
utilizado por el artista del románico es el de medio punto
(consta de una semicircunferencia) y de sección rectangular, enriqueciéndolo en su intradós (superficie interior) con uno más estrecho,
decorando sus ángulos con dos molduras (saliente con perfil uniforme) de
sección semicircular, continuando más adelante con molduras cóncavas y
resaltes, tanto rectilíneas como quebradas, aligerándolo de este modo de masa.
A partir del siglo XII también se emplea el arco apuntado, es decir, aquel que está constituido por dos
porciones de curva que forman ángulo en la clave
(piedra con que se cierra el arco).
La columna: el fuste (parte entre el capitel y la basa) de la columna
románica deja de ser troncocónico y se hace cilíndrico. En su
superficie, o bien se mantiene liso, que es lo más usual, o se estría
(incluso en zigzag), o bien se recubre con decoración vegetal. También
puede aparecer la figura humana en el fuste románico, quedando adosada a él.
La basa (asiento inferior de la columna)
lleva plinto (base cuadrada). El collarino (parte inferior del capitel) que en la
columna romana se esculpe en la parte superior del fuste, en el románico forma parte del capitel (parte superior de la columna). Dicho
capitel se decora con motivos vegetales, animales (fantásticos o
reales), o incluso con figuras humanas, representando escenas del Antiguo y Nuevo
Testamento.
El pilar sirve como soporte y podemos
distinguir entre: pilar común, pilar de sección cruciforme,
es decir, con un cuerpo resaltado por cada uno de sus frentes para recibir a los arcos
fajones, y el pilar con medias columnas adosadas
(pegadas a un muro u otro cuerpo de la edificación).
La decoración es otro de los aspectos más
representativos del románico. Los temas, como ya se ha comentado en los capiteles, pueden
ser de tipo vegetal, de animales (reales o
fantásticos), con figuras humanas o los de tipo geométrico,
formados estos últimos principalmente por: el ajedrezado
(cuadros entrantes y salientes alternados), los tacos
o rollos (con forma cilíndrica), las puntas
de sierra, el baquetón
(moldura redonda), el zigzag, las filas de arcos yuxtapuestos o enlazados, los clavos (de forma larga y delgada), etc.
Las partes del edificio donde el artista románico se aplica más en la decoración son:
las puertas, los capiteles del interior del templo y de
los claustros (galería que cerca el patio
principal) , las cornisas (coronamiento
compuesto de molduras) y los aleros (parte
inferior del tejado, saliente de la pared). (Ver Escultura y Labrado).
La puerta esta
ornamentada con una serie de arcos con molduras, o arquivoltas, de tamaño decreciente y progresivamente rehundidos,
que terminan apoyados sobre impostas (hilada
de sillares algo voladiza) y rematadas con columnas, produciendo un
efecto abocinado (con más luz en un paramento que en otro).
El arco de la puerta, al igual que en el frontón
(remate triangular) clásico, lleva tímpano
(elemento semicircular situado entre un arco y el dintel,
o parte superior de la puerta), espacio donde se desarrolla mucho la decoración, con
temas tan importantes y característicos en el románico como el del Cristo Todopoderoso o
Pantocrátor (representación del Salvador sentado,
bendiciendo), encuadrado en una "mandorla"
(curva cerrada en forma de almendra) sostenida por ángeles y rodeado por los cuatro
animales simbólicos de los Evangelistas o Tetramorfos,
(Toro-San Lucas, Águila-San Juan, León-San
Marcos y Ángel-San Mateo). También se representa con asiduidad,
en el tímpano, el Juicio Final.
Si la puerta es muy ancha se coloca como refuerzo un soporte central o parteluz (mainel
o columna delgada).
En puertas de cierto lujo se adosan estatuas grandes en las columnas y otras más
pequeñas en las arquivoltas (Catedral de Santiago de Compostela).
(Ver Portadas).
Los canecillos son
elementos decorativos esculpidos en piedra y colocados bajo las cornisas de la
construcción románica. En las iglesias están situados tanto en el interior como en el
exterior, en los aleros de las naves, de los ábsides o en ambos.
En la Edad Media, la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir, por
tanto la Iglesia transmitía sus mensajes oralmente o utilizando otros medios, como la
simbología de los canecillos, que aportaban enseñanzas, consejos y
advertencias.
Podemos distinguir diferentes tipos de canecillos: geométricos (rectos,
curvos), de figuras humanas (representando caras anónimas o personas
realizando actos cotidianos, como: comer, trabajar, rezar... etc.), de animales
reales como el lobo, la serpiente (símbolo del mal), el toro, el águila
y el león (imagen de los Evangelistas), el cabrón (demonio) y de otros animales fantásticos
como las arpías, dragones, sátiros, quimeras...).
Los canecillos representan incluso escenas sexuales, que en esta época se asociaban a la
reproducción. Se cree que la Iglesia permitió estas escenas con el propósito de
incentivar los nacimientos en la población cristiana, ya que la tasa de natalidad
existente era muy baja.
Además de esta decoración en piedra, también se realiza la
gran pintura al fresco que decora los ábsides y las paredes interiores
del templo. (Ver Pintura
y Grafismo).
El campanario es un
símbolo de unión entre Dios y los hombres, y a su vez, un símbolo del poder de la Iglesia,
ya que es visible desde cualquier lugar.
A diferencia del campanario bizantino que se encontraba aislado, el
románico se construye en el mismo edificio del templo, con frecuencia en la fachada
principal, a veces a los lados y otras junto al crucero.
Puede tratarse de un campanario de una sola pared, con un hueco para colocar las campanas,
llamado espadaña o de un campanario de
varios pisos y con ventanas simples o geminadas
(partidas) dobles o triples, como los lombardos
(llamados así por proceder de la familia Lombardi) de planta cuadrada,
rectangular (Santa
Eulàlia d'Erill-la-vall, Lérida), octogonal
o circular (Santa Coloma, Andorra).
Se considera que con la aportación del campanario a la iglesia, el templo románico está
completo.
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©
ChaRoCa, 2002- |
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Grafismo |
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Templo
Románico |
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Ábside |
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Planta
Basilical |
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Planta
de Cruz Latina |
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Planta
Circular |
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Bóveda
de Medio Punto |
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Bóveda
de Arista |
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Bóveda
sobre Trompas |
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Bóveda
sobre Pechinas |
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Arco
de Medio Punto |
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Columna
torsa |
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Capitel
con hojas |
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Capitel
doble con arpías |
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Puerta
con Arquivoltas |
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Tímpano
(Detalle) |
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Canecillo |
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Campanario
de espadaña |
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Campanario
con ventanas geminadas |
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Campanario
Lombardo |
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